Thursday, August 12, 2010

Andrés Caicedo y el ritmo de su literatura




Nació en la ciudad de Cali en 1951. Desde que tenía diez años era un lector incansable y gracias a esto pudo desempeñarse como un gran artista no sólo en la literatura, sino también en el teatro y el cine.

Se inició dibujando historietas, luego escribió muchos cuentos, también participó en festivales de teatro y también llegó a ser crítico de cine; una de sus grandes pasiones.

Tal vez fue ese mismo afán con que hizo las cosas, quizás sentía que la muerte lo acechaba cuando dijo que "Vivir más allá de los 25 años era un desperdicio", por esta razón se suicidó dejando un legado que aún hoy en día persiste.


!Qué viva la música!


Fue su obra cumbre, la más importante porque en ella plasma todo el sentimiento de una juventud desarraigada, desplazada y apartada de la sociedad caleña o colombiana o de todo el mundo.

Este libro dedicado a los jóvenes produce cierta tristeza o cierta energía por ese pensamiento diferente, esas ganas de trascender; la música es el motor de todo, las ansias de no ser igual a los demás, el desespero por vivir. La vida se acaba pronto y hay que probar todos los excesos. Como dice el poeta William Blake: “El camino de los excesos conduce a la sabiduría”.

"Que viva la música" es una obra que retrata una juventud sumergida en la búsqueda constante de la evolución, de no quedarse ahí, de ir al otro lado o saber ver esa otra realidad, así era la vida de Andrés Caicedo, tantas veces criticado por su forma de ver la vida; en oportunidades lo tildaban de loco, pero sólo él sabía que tal vez los locos son los otros, los que no han aprendido a ver.

Las drogas juegan un papel fundamental en esa búsqueda. Los viajes, vídeos, movimientos, percepciones- todo manejado desde la mente, la droga la ejercita, la abre y hace más resistible la vida vacía de esos jóvenes que nada los entusiasma, ni el amor, ni el trabajo, ni el dinero.

La protagonista de todo esta obra, es una joven que prueba todas las desmesuras; su vida era tan sana y tranquila; y se fue alejando de su mundo, probó todas las drogas, tuvo muchos noviazgos los que más le convinieran, se volvió lesbiana y finalmente prostituta, pero lo más importante para ella era la música, si sólo se escuchaba el silencio se moría, la música era como el agua, era como una puerta, una salida una manera de poder ser ella y poder sobrevivir en la tierra, era el sentido de todo, su alimento. La salsa y el rock. Todo.

No olvide las frases finales del libro, son el claro reflejo del escritor "morir joven".


Curiosidades


Andrés Caicedo sólo vivía para escribir - desde la mañana hasta la noche, esa era su mayor adicción.

La gente solía verlo como un ser desadaptado y obsesivo que no hacía parte de esta realidad.

Cuando se suicidó a los 25 años, todos sus escritos se recopilaron y fueron dados a conocer por muchos, como "Angelitos empantanados", "El atravesado", "Mediador de muertes", "La clase obrera va al paraíso", "Un hombre bueno es difícil de encontrar", entre otros.



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Al otro lado by Camila Méndez Burgos is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License

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